13 ago 2009

Las tres P

Creo que fue el "Pali"Lorente el que dijo que los arquitectos podemos resolverlo todo, menos "las dos H": humedades y honorarios. Lo comparto, pero he venido pensando si no ampliar el concepto estableciendo que entonces el problema de la construcción son "las tres P".

Unir, ensamblar, coordinar un montón de materiales y sistemas para levantar de la nada un edificio, permite sentir realmente hondo que uno deja huella. Cuando pasamos tiempo después por la construcción acabada, vienen los recuerdos mezclados con el orgullito: "Yo colaboré para hacer eso".

Y ya se olvidan los fríos, el tanque de agua que se desbordó, la humedad que se arregló cinco veces hasta dar con la tecla, o el bendito cronograma. Ahí está. La Puerta de Alcalá o la casita en la playa de la Tía Gregoria. Lo que hicimos, a pesar de todos los obstáculos que pusieron las tres P.

Todo empieza con los Propietarios. Son los que -casi siempre- hacen posible nuestro trabajo. Y también son los que menos saben de obra y de dibujo, o sea que tienen la idea de lo que quieren pero no pueden transmitirla o piden siempre lo imposible de construir.

Entonces llaman a los Proyectistas, que saben un poco más que el Propietario de dibujo y de obra, pero les interesa más que quede como se la imaginaron que si funciona o no se llueve. La obra sólo es algo que imaginan terminado, como una sucesión de fotos en la revista de onda.

Y finalmente necesitamos a los Proveedores, que siempre tienen un contratiempo, sea porque no les llegó la importación, porque les faltó gente o porque se les rompió el camión justo cuando iban en viaje para nuestra obra.

Así es como nosotros tenemos que estar todo el tiempo reclamando. Al Propietario que defina y que pague. A los Proyectistas que definan y que aclaren. Y a los Proveedores que entreguen.

Si no fuera por los Propietarios, los Proyectistas y los Proveedores, la construcción sería una de las profesiones más satisfactorias del mundo.




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